jueves, 28 de mayo de 2009
miércoles, 27 de mayo de 2009
Y el significado que nosotros le encontramos a la verdadera amistad
se perdió hace mucho tiempo no sé porque puta razón.
Mi amistad no te importa, es una más. Y cómo yo valoro tu amistad! Que difencia de sentimientos, no?
martes, 26 de mayo de 2009
lunes, 25 de mayo de 2009
Ya perdí mi oportunidad, me estoy hundiendo cada vez más solamente para que ella esté feliz con él. Nuevamente ese caso. Si llegan a estar juntos ( seguro ) yo no sé a dónde me voy a meter, ya me pasó una vez, con otra persona, y fue bastante incómodo y doloroso. Pero tengo que aceptar la derrota, con migo no hubiera funcionado, yo no sirvo para estas cosas. No. Aunque igual me duele el hecho de que no seas para mí, para cualquier otra( amiga mía incluida ) menos para mí. ¿Tanto me cuesta decir: Si ? No sé porqué sigo callada, me niego a que me rechacen o a que me traicionen. Eso es todo.-
Aún asi, vale la pena?
Estoy hecha un lío.
martes, 19 de mayo de 2009
Wow!
lunes, 18 de mayo de 2009
Miedo
Agustina Caballero
En uno de sus meses de tristeza.. quizá por mayo de dos mil nueve.
martes, 5 de mayo de 2009
lunes, 4 de mayo de 2009
Suspiré. Él aguardaba mi contestación.
- Bueno, supuse que iba a ser una especie de... ocasión especial. Ni se me pasó por la cabeza que fuera algo tan humano y común como... ¡un baile de fin de curso! -me burlé.
- ¿Humano? -preguntó cansinamente.
Había captado la palabra clave a la primera. Observé mi vestido mientras jugueteaba nerviosamente con un hilo suelto de gasa. Edward esperó en silencio mi respuesta.
- De acuerdo -confesé atropelladamente-, albergaba la esperanza de que tal vez hubieras cambiado de idea y que, después de todo, me transformaras.
Una decena de sentimientos encontrados recorrieron su rostro. Reconocí algunos, como la ira y el dolor, y, después de que se hubo serenado, la expresión de sus facciones pareció divertida.
- Pensaste que sería una ocasión para vestirse de tiros largos, ¿a que sí? -se burló, tocando la solapa de la chaqueta de su traje de etiqueta.
Torcí el gesto para ocultar mi vergüenza.
- No sé cómo van esas cosas; al menos, a mí me parecía más racional que un baile de fin de curso -Edward seguía sonriendo-. No es divertido -le aseguré.
- No, tienes razón, no lo es. -admitió mientras se desvanecía su sonrisa-. De todos modos, prefiero tomármelo como una broma antes que pensar que lo dices enserio.
- Lo digo en serio.
Suspiró profundamente.
- Lo sé. ¿Y eso es lo que deseas de verdad?
La pena había vuelto a mis ojos. Me mordí el labio y asentí.
- De modo que estás preparada para que esto sea el final, el crepúsculo de tu existencia aunque apenas si has comenzado a vivir -musitó, casi para sí mismo-. Estás dispuesta a abandonarlo todo.
- No es el final, sino el comienzo -le contradije casi sin aliento.
- No lo merezco -dijo con tristeza.
- ¿Recuerdas cuando me dijiste que no me percibía a mí misma de forma realista? -le pregunté, arqueando las cejas-. Obviamente, tú padeces de la misma ceguera.
- Lo sé.
Suspiré.
De repente, su voluble estado de ánimo cambió. Frunció los labios y me estudió con la mirada. Examinó mi rostro durante mucho tiempo.
- ¿Estás preparada, entonces? -me preguntó.
- Esto... -tragué saliva-. ¿Ya?
Sonrió e inclinó despacio la cabeza hasta rozar mi piel debajo de la mandíbula con sus fríos labios.
- ¿Ahora, ya? -susurró al tiempo que exhalaba su aliento frío sobre mi cuello. Me estremecí de forma involuntaria.
- Sí -contesté en un susurro para que no se me quebrara la voz.
Edward se iba a llevar un chasco si pensaba que me estaba tirando un farol. Yo había tomado mi decisión, estaba segura. No me importaba que mi cuerpo fuera tan rígido como una tabla, que mis manos se transformaran en puños y mi respiración se volviera irregular... Se rió de forma enigmática y se irguió con gesto de verdadera desaprobación.
- No te puedes haber creíso de verdad que me iba a rendir tan fácilmente -dijo con un punto de amargura en su tono burlón.
- Una chica tiene derecho a soñar.
Enarcó las cejas.
- ¿Sueñas con convertirte en un monstruo?
- No exactamente -repliqué. Fruncí el ceño ante la palabra que había escogido. En verdad, era eso, un monstruo-. Más bien sueño con poder estar contigo para siempre.
Su expresión se alteró, más suave y triste a causa del sutil dolor que impregnaba mi voz.
- Bella -sus dedos recorrieron con ligereza el contorno de mis labios-. Yo voy a estar contigo..., ¿no basta con eso?
Edward puso las ymas de los dedos sobre mis labios, que esbozaron una sonrisa.
- Basta por ahora.
Torció el gesto ante mi tenacidad. Esta noche ninguno de los dos parecía darse por vencido. Espiró con tal fuerza que casi pareció un gruñido.
Le acaricié el rostro y le dije:
- Mira, te quiero más que a nada en el mundo. ¿No te basta eso?
- Sí, es suficiente -contestó, sonriendo-. Suficiente para siempre.
Y se inclinó para presionar una vez más sus labios fríos contra mi garganta.